Nuestras Raíces #6, Los Judíos en Tudela, Benjamín de Tudela

(Tudela, Navarra, ? - h. 1173) Viajero judío. Este rabino de Tudela realizó entre 1160 y 1171 un largo viaje para tomar contacto con las comunidades judías dispersas por los países ribereños del Mediterráneo. Su itinerario le llevó de Tudela a Zaragoza, Tortosa, Barcelona, Narbona, Montpellier, Arles, Marsella, Génova, Pisa, Roma, Nápoles, Salerno, Tarento y Otranto; luego recorrió el Imperio Bizantino y las islas del Egeo; también recorrió los reinos cristianos de los cruzados en Siria y Palestina; se adentró en el mundo musulmán visitando el Imperio Seléucida (Mesopotamia); en Basora se embarcó para circunnavegar la península Arábiga, llegando hasta el Egipto fatimí; y de allí volvió a España pasando por Sicilia. En su relato, publicado en hebreo en Constantinopla en 1543, se incluyen observaciones sobre la situación material, la cultura y la política de los países que visitó; pero sobre todo describe con todo lujo de datos y detalles el estado de las comunidades judías. También se esforzó por reunir noticias sobre las comunidades judías de países en los que no estuvo, como Arabia, Persia, Asia central, India o Ceilán; e incluso menciona la existencia de la judería de Kai Fong en China.


Benjamín de Tudela

Rabino y hombre de vasta cultura, que se refleja en las numerosas citas bíblicas y talmúdicas esparcidas en sus escritos, Benjamín de Tudela fue notable viajero y debió sentir profundo amor por su pueblo y sus instituciones, puesto que en sus viajes cuidaba sobre todo de enterarse con todo detalle de cómo vivían los de su raza, desde los más humildes hasta los más ricos y sabios. Exacto y objetivo al relatar cuanto ve con sus propios ojos, se deja llevar no obstante de una credulidad excesiva por cuanto oye referente a otros países por él no visitados; mal muy frecuente entre los viajeros de su época y achacable al aislamiento en que vivían unos pueblos de otros, lo que daba lugar a desatadas fantasías y evidentes exageraciones e inexactitudes.

Llevó a cabo su famoso periplo entre los años 1158 y 1171, según se desprende de las fechas dadas por él mismo en su obra. Ya de regreso a España le sorprendió la muerte cuando, al parecer, preparaba nuevos viajes. El Libro de viajes de Benjamín de Tudela ha sido siempre muy apreciado entre los hebreos (el número de manuscritos que se conservan es un buen testimonio), debido a que constituye una fuente de información veraz sobre el estado de la diáspora en el siglo XII y además contiene un buen inventario de los judíos de cada ciudad. El más antiguo y mejor de los manuscritos conservados es el del British Museum de Londres (Reino Unido), del siglo XIII, que sin embargo no es la base de la primera edición princeps impresa en Constantinopla por Soncino, en 1543. La obra no se conoció en Occidente hasta la traducción latina de Arias Montano, que vio la luz en Amberes (Flandes) bajo el títuloItinerarium Banjamini Tudelensis (1575); la mejor edición moderna, con versión inglesa, es la de Adolf Asher (Londres, 1840).

El Libro de viajes podría ser encuadrado fácilmente dentro de las narraciones de viaje musulmanas de la época (rihlas) y se aproxima más a éstas que a cualquier otra obra del género de origen cristiano. Benjamín de Tudela es, en este aspecto, como muchos otros judíos sefardíes, un fiel discípulo e imitador de los saberes de los árabes. En la relación de su viaje abundan las noticias históricas, entre las que destacan las que recoge acerca de los núcleos judíos (importancia numérica, sinagogas, rabinos, etc.) de la Diáspora y también de Palestina, de la que da una descripción muy cuidada y detallada. Su espíritu se enorgullece cuando puede citar el caso de alguna provincia dominada políticamente por ellos, como ocurre con Taima (Arabia), Nisapur (Persia), Haybar (Arabia) y con los falachas de Etiopía.

Junto a los datos propiamente históricos (puede decirse que Benjamín de Tudela es el primer asiriólogo) aparecen notas sobre la economía, la industria, la agricultura, etc., señalando incluso la importancia comercial de algunas localidades (por eso se ha supuesto que el autor era comerciante). La mayoría de los datos proceden de observaciones personales, en general objetivas, de Benjamín; sin embargo, los datos que se refieren a países situados al este y al sur de Bagdad son fruto de informaciones recogidas (él mismo dice que "escribió las cosas que vio o que oyó de boca de personas veraces"), a veces no muy exactas.